lunes, 13 de abril de 2009

EL TIEMPO NO ES UN PROBLEMA -CAPITULO 12


Llegar al evento, que se realizaba en un salón inmenso de cortes coloniales, no nos llevo mucho tiempo. El haber alquilado una limusina fue una gran idea. Porque nos dio tiempo a repasar lo suficientemente silencioso los detalles que tendríamos que tener en cuanta para fingir humanidad.

Rose y Emmett se recompusieron. Pero se notaba el esfuerzo que eso les demandaba.

Bajamos del carro, tal y como en las premier. Desfilamos con nuestra gracia, y los “paparatzis” no dudaron en tomarnos fotos. Todos no miraban con admiración. Y escuchar sus pensamientos sobre mi, me hubieran hecho sonrojar si tuviera esa capacidad. Pero no me gustó nada cuando unos jóvenes comenzaron a gritarle a Bella “Te amo” o “!Mamasa te hago todo menos ‘upa’!”

Ni hablar de lo que se les pasaba por el pensamiento: Debo llevarla a mi casa luego de esta fiesta, y allí verá lo que de verdad es tener relaciones....

Dejé de escucharlo por el bien de todos, pero tomé a Bella de la cintura, y miré al hombre que había pensado eso, a los ojos, bien fijo. Y le sonreí malévolamente. Este se intimido. Nosotros los vampiros podríamos ser muy aterradores si queríamos.

¡Edward! —me llamó Bella desde abajo, con sus enormes ojos suspicaces—estás aterrando a esos señores apropósito ¿verdad?

Si...

¡No lo hagas! Eso es cruel.

Pero ellos lo merecían.

No hay motivo que valgo—me contradijo.

Tu lo vales. —dije terminante. Y le sonreí, mientras entrábamos al salón, por el umbral iluminado. —Tu vales mas que miradas aterradoras, si fuera necesario. —Ella me devolvió la sonrisa, esa que tanto me gustaba, esa de niña avergonzada.

Entonces llego el momento de entregar las entradas. Me coloqué al frente, porque se me acababa de ocurrir una idea para entrar. Bella a mi lado. Alice colgada al brazo de Jasper, iban detrás, y Emmett de la mano con Rose, tras ellos.

¿Nombres? —Preguntó la recepcionista, que estaba respaldada por unos enorme tipos, los de seguridad.

Oh... supongo que nos estaban esperando ¿verdad? —dije como si me costara el ingles.

Mmm... —ella pensó de pronto, que le habían dicho que había una visita inesperada, pero poco probable. Los Mc. Diamond. Los Escoceses, millonarios.

Paerdón, nou le ha dichou nostrous nombres. Nosotrous somous los Mc. Diamond [Acotación, imaginar el sonido tal y como está escrito, solo para darle el aire de ingles desentendido] .

Oh, por supuesto, claro que los esperábamos señores—y nos sonrió, pensando que con eso nos compraria.

Clarou, clarou.

Muévanse—indicó Alice a los enormes hombres que nos bloqueaban la entrada. —shu, shu.

Tome señourita. —le di una propina bastante exagerada a la muchacha,

Entramos y muchas más personas nos miraban. Pero yo solo tenía ojos para Ella. Bella.

Entramos y gente que no conocíamos nos empezaba a saludar, yo me encargaba de la estrategia, para que no se notara nuestra falta de información por no saber nombre y acontecimientos, cosas así.

No paso mucho tiempo para que la gente se sintiera a gusto con seis vampiros ocultos. Admiraban nuestra gracia, belleza, inteligencia, y buen humor. Pero a mi solo me importaba la hermosa joya que sostenía en mis manos.


¿Quieres algo para beber?—le pregunté a Bella guiñándole un ojo, porque estábamos frente a personas desconocidas.

Claro— me dijo sonriendo conspirante. La solté, y me sentí vacío. La miré a los ojos. Y ella miró mi mano—voy con tigo. Dijo tomando mi mano nuevamente. Aliviándome.

Por supuesto. Si me disculpan...—me dirigí a los otros invitados.

Edward—le pasé una copa de Champagne.

¿Si?

¿Por qué crees que sucede esto entre nosotros?

¿Qué cosa? ¿Lo maravilloso que me siento en tu compañía y los sentimientos tan hermosos y humanos que desprendo en tu presencia? O... ¿lo desesperado y ansioso que me pongo cuando no estas, y los celos que me dan escuchar las mentes llenas de testosterona de otros hombres que te miran?

Oh... Edward—ella rió por lo bajo, haciendo el gesto de que se sonroja.

Dime ¿Cuál de las dos opciones? —insistí.

Ambas. —me dijo suavemente. — y eso no es lo único, te faltó algo crucial.

¿Que?

Esta la opción de por que yo tengo la loca necesidad de cuidarte, y no verte sufrir un segundo más, de cómo me hundo en tus ojos con tanta magia, y como se me hace cada vez más difícil beber de la esencia exquisita de tus labios.

Mmm... esa opción también se me apetece conocida. —le sonreí vivamente, y ella a mi. Suspiró, aliviada. Dejó la copa y tomó la mía. La dejó a un costado también.

Oh... Edward... Ven acá. —se colgó de mi cuello con gran velocidad. Y me besó tiernamente. La tomé de la cintura, pegándola a mi cuerpo.

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