sábado, 4 de abril de 2009

"El tiempo no es un Problema" 4ª parte


En el 2009:
Septiembre


Forks (wujuu!! ). al menos había mucho bosque donde cazar.
La casa que Crlisle (o mansión mejor dicho) construyó estaba bien interno en el frondoso bosque. y era fabulosa y enorme. pero no estaba amueblada, aún.
— ¡Carlisle es increíble! —dijimos al unísono Rose y yo, el rió dulcemente, nos miraba a las tres como si esta imagen fuera su deseo realmente.
— Si, sabia que les gustaría. Pensaba dejar que tu decoraras la casa, Bella y que la amueblaras. Toma—me tendió una tarjeta de crédito con mi nombre— Luego del instituto vas a Port Ángeles en el auto, y compras lo que desees, envíalo con camiones, tu sabes mejor ¿no?
— Pero... Carlisle ¿cómo supiste que adoro el diseño de interiores?
— Bueno, tus hermanas me dijeron, y yo solo quería consentirlas a las tres.
— ¿Las tres?
— Pues ¿no han visto toda la casa? Hay un subsuelo pequeñito que las espera. Allí están las escaleras.

Bajamos las tres como flechas, allí habían tres habitaciones, una mas grande que la otra.

La mas grande tenia dos autos y una motocicleta CBX Twister Honda nueva, y dos autos, el de Crlisle, su Mercedes y un Porche rojo fogoso, con un moño y una nota.

— “Para la Pequeña Rosalie, que disfrutes del viento en tu cabello” — Alice y yo la miramos atónitas (un auto, una tarjeta, que mas podíamos esperar!!!) —wow niña, menudo regalo. Dice algo mas mmm... “la habitación contigua también te pertenece, pensé un taller mecánico, alguien me dijo que te gustan los motores. Solo falta que tú lo equipes.”
— Ahh! Grandioso... ¡¡Gracias Carlisle!! — Alice carraspeó— ah y Alice amor...
— Ya no bobees...

Fuimos a ver la segunda habitación. Tenia diez metros cuadrados al menos, estaba vacía, pero habia un sobre en la puerta. Lo tome y saque un papel y una tarjeta de crédito igual a la mía, pero con los datos de Rose.

— Dice “queda otra habitación, gracias Alice por no delatarme y arruinar la sorpresa a las chicas, sabes que la tercer habitación es tuya.”
— Oh! ¡Pues ha sido difícil contener este secretito Carlisle! —grito Alice. Las tres reímos
— ¿Y bien, de que va la otra habitación? — pregunté.
— Bueno allí emprenderé mi proyecto de modas, será mi taller de costura y diseño. Está vacío también. Y tu lo amoblaras Bella.
— Ok.
— ¿Y la motocicleta? —pregunto Rosalie.
— Oh... es de Bella por...
— Ahhhh!! ¡NO! ¡¿DE VERDAD?!
— Si, solo que no te fijaste, también tiene una nota. —me contesto Alice. Salí picando al garaje. Y allí estaba MI motocicleta. Tome mi nota y cuando iba a leerla, Carlisle la recito a mis espaldas.
— “Acelera lo que quieras, ve lo mas lejos que quieras llegar, renueva tu adrenalina Bella”. Me contaron que amas lo extremo también. — entonces me abalance en sus brazos, como podía ser tan generoso.
— Oh... nos estas consintiendo mucho Crlisle—los dos reímos.
— Bueno ya ha amanecido ¿están bien saciadas? Porque en una hora y media harán segundo año de la secundaria por segunda vez.
— Mmm... —las tres nos quejamos.


En el 2009:
Agosto


— ¡Sabes que odio mudarme tanto Esme! — otra vez se quejaba Emmett, esta era la charla que brotaba cada vez que se aproximaba la fecha de la mudanza, la cual esta era continua. Ser vampiros no era fácil. — por que no simplemente nos quedamos en un lugar y...
— ¡Eso no es posible! ¡cielos Emmett! ¿acaso quieres que me comporte como una verdadera hermana mayor y te reprima?
— No conseguirías derrotarme en una lucha, soy más fuerte.
— ¡NO ESTOY HABLANDO DE UN COMBATE MANO A MANO!
— Bueno... no te alteres.


Y así era todos los días. Hasta que Esme se arto, y decidió golpear a Emmett con lo que mas le dolía. Lo amenazó con echarlo de nuestra pequeña familia, y como Emmett aprecia mucho nuestro estilo de vida, y la clase de cariño que nos tenemos, tan fraternal, un cariño que no habíamos visto en ningún otro aquelarre.

El pensar en familias me recordó a mi vieja familia. La que para mi fue la mas importante. Jacob y Billy.

No supe nada de ellos desde mi ultimo llamado.


Flash back
Esme, ¿me prestarías tu celular, deseo llamar a Jacob antes de que partamos de Forks? —le pedí la misma noche en que descubrí que podía leer mentes. Claro que si Edward úsalo el tiempo que lo desees, el dinero no es un problema. —gracias. —lo tome y espere a que ella se alejara, me dejaba privacidad. Marque el número que tan bien me sabía. Entonces el atendió.
¿Hola?
— Hola Jacob, veo que solo me atiendes si llamo de otro número que no sea el mío.
— ¿Quien habla? ¿Quil?
— No, soy Edward, solo llamaba para decirte que me puedes dar por muerto, nunca me veras de nuevo.
Eddy, no espera, no cortes. No quiero que te vallas.
— Lo siento Jacob Black tu y yo no nos veremos nunca más en la... vida.
Pero no puedes irte, que haré...¿y donde iras? ¿con quién?
— Eso no es de tu incumbencia, tu me dijiste que no querías verme mas, que no debíamos vernos mas. Y ahora lo acepto. Tu dijiste que me odiabas.
¡Pero eso no es cierto! ¡TE MENTI! No te alejes, porque están los... te pueden hacer daño Edward
— Puedo cuidarme solo Jacob, además de veras dame por muerto. —luego le corte sin piedad.

Esa noche me la pase acurrucado en el techo de la casa, respirando apaciblemente recordando toda mi vida junto a mi mejor amigo, dedicándome a volverme el ser mas insensible.
Fin Flash back


Y era verdad, poco me expresaba con mis supuestos hermanos. Pero ellos no se quejaban. Además con Esme me daba mejor la relación.

Habíamos decidido no ingresar al instituto hasta después de una semana, para así poder terminar todos los nuevos papelerios de documentación nuestra y de la casa.

En el 2009:
Septiembre


— ¡Vale Alice! — me rendí gritándole a mi gemela. La ultima media hora me había estado convenciendo para que llevara puesta una minifalda celeste y un toppler blanco y negro, al instituto en nuestro primer día. — damelo, pero no te acostumbres.
— Gracias Bella, eres adorable. —me dijo pellizcándome la mejilla. Luego bajó al garaje, y desde allí me grito. —vamos que llegamos tarde.
— La verdad te compadezco Bella—me dijo Rose con una sonrisa. — es horrible que te vistan. Pero la verdad es que no te ves nada mal.
— Si ya lo se, y eso no me gusta. Me incomoda ser el centro.
— Si claro— dijo irónica. — de día, porque cuando salíamos por las noches en Miami tu eras la “star”.
— Mmm... quizás. —ambas reímos,.

Al llegar al instituto ocurrió lo predecible... todos nos miraban sorprendidos. Unos más afligidos, por nuestra belleza anormal, que otros. Lo más feo de esto era tener que lidiar con Rose y Alice. Ellas lo disfrutaban. Y yo no podía apartarme de ellas mucho tiempo, no era prudente.

Cuando entramos en la recepción una chica intentaba comunicarse por todos sus medios con la secretaria. Ella parecía ser de otro país. Reconocí su asentó al instante cuando la escuche hablar español. Ella era de Argentina, uno de los países que visitamos. La pobre decía que sabía poco ingles y que ahora necesitaba sus horarios. Yo la ayude siendo su traductora. Ella me lo agradeció.

— Gracias. Soy Mariana Martínez— ella era una chica de estatura baja promedio, tenia el cabello castaño al igual que sus delineados ojos.
— Mucho gusto soy Bella Cullen. — ¿también era nueva? Seguramente lo era.
— Bueno tengo que irme a trigonometría. Luego nos vemos.
— Yo también tengo esa clase ahora ¿nos sentamos juntas?
— Claro. —y nos marchamos, no sin antes haberle guiñado un ojo a Alice para que no se desesperara.

Entramos al salón de clases. Y nos sentamos juntas. Al estar arrinconadas, donde el viento no disipaba el aroma de ella, me tenté de su sangre. Era tan atrayente que empecé a templar. Entonces Alice entró al salón y pidió al Profesor retirarme, por problemas familiares. Éste acepto sin más preámbulos, y tomé mis cosas y salí trotando. Rose estaba fuera esperándome.
Todavía me daba vueltas la cabeza. Vi mi reflejo en la ventana, tenía los ojos oscurecidos por la sed, y mi aspecto era salvaje. Ambas me sostuvieron por los brazos al notar que tenía intención de volver a devorarme a la pobre de Mariana.


— Será mejor que vallamos a casa— dijo Alice.
— Si— acordó Rosalie. Me levantaron en el aire sin esfuerzo y al llegar a fuera el aire despejo mi mente, eso me dio motivos para tranquilizarme.
— Gracias hermanas—empecé a sollozar. — no se que hubiera ocurrido...
— Yo si, mejor no te enteras. —dijo Alice al entrar al auto.
— No quiero ir a casa. Quiero ver a Carlisle.
— El está allí.

Cuando llegamos me abalancé a él. Hundí mi rostro en su pecho buscando consuelo. Me sentía terriblemente culpable de mi poco autocontrol. Esta era la primera vez que me pasaba algo así.

— ¿Bella? ¿Fue tan grave? —me pregunto, suponiendo por donde venia la cosa. —estoy seguro de que hiciste lo que pudiste.
— No Carlisle. No llego a ocurrir, pero estuve a punto de matarla. —el me abrazo aun mas fuerte. —si Alice no hubiera visto...
— Bueno, no hay por que lamentarse en este caso.
— Pero... su aroma—le mire, mi reflejo en sus ojos demostraban que estaba tan aterrada y desesperada como una niña pequeña. Mis hermanas se habían retirado para dejarnos hablar tranquilos.
— Bella, tu eres capas de superar la tentación de cualquier aroma, por más delicioso que te parezca. —me quería subir el animo. —has pasado por momentos muy duros y difíciles en tu vida. ¿Crees que eres no podrías superar esto? Yo confío en ti. Sin dudas.
— Gracias. Pero que debo hacer ahora. ¿Nos vamos a ir de Forks? Porque no quiero matarla, lo peor es que me cae bien.
— No Bella. Eso es ser cobarde. Donde quiera que vallas encontraras a alguien muy tentador. Y tendrás que superarlo algún día, o vivirás con remordimiento. —hizo una pausa para mirarme a los ojos— vas a quedarte y a luchar contra tu instinto.
— ¿Y si fallo?
— No pienses en ello, piensa que lo harás con éxito.
— Gracias Carlisle. No se como lo haces pero eres genial. Eres un gran padre. — cuando dije eso, su rostro adopto un aura tan angelical, me abrazó con cariño. Beso la coronilla de mi cabeza.
— Y tu eres una gran hija. Nunca me arrepentiría de haberlas adoptado—dijo abrazándonos a las tres, Alice y Rosalie se habían acercado. —bueno creo que la casa esta sin muebles aún.
— ¡Oh! cierto. Rose me llevas a Por Ángeles.
— ¡Claro!
— Yo también voy—informó mi gemela.
— Nos vemos. — saludó Crlisle guiñándome un ojo.
— Chau.

No hay comentarios:

Publicar un comentario