sábado, 4 de abril de 2009

"El tiempo no es un Problema" 7ª parte


Contado por Jasper:

Tantos años en las guerras entre aquelarres, me tenían ahora tenso. No me gustaba relacionarme con los vampiros ajenos a mi familia. Edward no podía estar más de acuerdo con migo. También quería salirse de clases. Por eso planeamos fingir una enfermedad. El actuaría era mejor que yo para eso.

— Profesora Stanley, no me siento nada bien.
— Oh... santo cielos, estas muy pálido. ven—y le tomó la temperatura, que propicio, eso ayudaría. —Ahh... ¡esta... helado! Alguien que lo acompañe a la enfermería...
— Yo lo haré, es mi hermano. —me levanté y tomé a Edward por el brazo. Cuando salimos, fuimos afuera directamente. Teníamos que investigar. No pretendíamos ir a buscar a Emmett, este solo se quejaría.

Recorrimos todos los edificios, y distinguimos un rastro de vampiro, lo seguimos. Y allí estaba el vampiro... (la vampira...). en su auto rojo. Un porche.
Nos miramos con Edward y asentimos, íbamos a interrogarla.
yo la sujeto y tu haces las preguntas.El asintió.
Nos acercamos con sigilo, pero nos percibió, no se como. Y salió pitando en dirección al boque que rodeaba la escuela. Ambos corrimos tras ella, pero se nos escapó, la seguimos dimos mil vueltas, pero siempre nos ganaba, lo que era raro.
— ¡Alto! Jasper, he leído su mente, ella puede predecir el futuro, siempre se nos escapara. No hay forma de tomarla.
— ¿Que haremos entonces?
— Vamos al instituto, nos presentaremos como gente normal. Eso es lo que ella ve que haremos, y nos lo va a permitir en la cafetería.
— ¿Ya sabe que le lees el pensamiento?
— Si. Es una genio.
— Oh...
Contado por Emmett:

La verdad es que me pareció mas simpática que cualquier otra vampiresa que hubiera conocido.
Siempre eran todas tan secas y desabridas, como si no sintieran ganas de vivir. La única era Esme, hasta ahora.

Sonó el timbre, y tomamos nuestras cosas, actuando como sencillos humanos. La verdad es que no se le escapaba ningún detalle. Y eso que era súper joven, hasta parpadeaba de vez en cuando.

— Bueno... —me dijo como finalizando la conversación clandestina que llevábamos—¿vas a almorzar ahora? —me pregunto con tono irónico. Y empecé a reír, era muy chistosa, lo decía tan naturalmente.
— Mmm... no estoy hambriento.
— Si eso supongo. Pero vamos, así te presentaré a mis hermanas, y tu al los tuyos ¿que tal?
— De lujo.

Llegamos al comedor. Y sentí el rastro del aroma de otro vampiro. Me guió hasta una mesa que estaba muy alejada. Allí había una pequeña vampirita, de la misma contextura de Bella, eran parecidísimas, supuse que era su gemela Alice. Seguro era la gemela. Sonreí y empecé a acercarme a zancadas para estrecharle la mano, y presentarme. Bella me seguía.

— ¡No des un paso más Emmett! —me advirtió la pequeña Alice ¿por qué me rechazaba así, como sabía mi nombre? Ni que fuera a hacerle daño. Seguro era eso. —Bella aléjate de él.

Le ordenaba que se alejara, como si yo fuera un arma mortal para la pequeña que tanto me agradaba. (Bueno la verdad es que era un arma mortal, con mis súper músculos y toda la cosa de vampiros y... ¡concentración!) bueno, pero ¿dónde estaban Jazz y Edd?

— Alice, él no nos hará nada, es buena gente. —dijo en tono tranquilizador.
— Pero...
— Pero nada Alice confía en mí ¿Acaso ves que valla a ocurrir algo malo?
— No. —dijo frustrada.
— Bueno en tal caso... —se dirigió a mi, sonriendo, y me indico que la siguiera. Nos sentamos en la mesa. Ella frente a su hermana, y yo junto a ella. —bueno él es...
— Ya e visto todo lo que hablabais en clase. —seguro lo hizo con sus poderes. Era raro. — Y justamente, son tus hermanos, quienes han estado intentando atraparme toda la mañana. Para interrogarme. A la fuerza. —dijo dirigiéndose a mi
— No me extraña. Edward y Jasper son un poquito exagerados...
— Si, interesante poder el de Edward, no es correcto que me fuercen a ...
— No claro que no es correcto—le dije. No podía permitir que tomara una mala imagen de mi, y de mis hermanos, por eso agregué: — seguramente, lo toman como rutina. Nunca antes habíamos conocido a otros vampiros con abstinencia de humanos. Y nos resultó curioso que concurrieran a este lugar. Y que se juntaran con james, y ...
— ¿Que? ¡James! —exclamo Bella.

Contado por Bella:

Claro como lo podía haber olvidado. Si fue justamente James quien nos contó de la familia Hale. Los otros vegetarianos.

— Si es un viejo conocido. —Dijo Emmett con odio en la mirada. —pero no puedo creer que se relacionen con él.
— ¿Por que? —preguntamos Alice y yo a la vez. En ese momento dos chicos se sentaron a nuestra mesa. Uno bien alto, no tanto como Emmett, y rubio, con el pelo bastante largo, ojos color topacio, y con una mirada de “mejor no preguntes como estoy porque sino...”. y el otro muchacho, era casi tan alto como el primero, cabello castaño claro cobrizo, todo alborotado, como si viniera de correr, y unos ojos color miel líquida, que me empalagaron de solo verle a los ojos. Tenia el rostro pacifico, y una media sonrisa, bastante atractiva. Pero su rostro se volvió cada vez más y más hosco, a medida que pasaban los segundos. Me taladraba con la mirada.
— Pues James, se quiso hacerse el vivo con Esme, varias veces. —contestó el Rubio alto.
— Oh... —exclame yo. Entonces la mirada de Edward se volvió a Alice, y ahora parecía incrédulo. Me miró de nuevo, y a Alice otra vez ¿Qué hacía, nos leía el pensamiento? Oh no... y yo pensando en sus ojos, por eso debió mirarme feo, y encima ahora pensaba en James, y en que yo supuestamente salía con él.

Contado por Edward:

La tal Bella me estaba provocando jaqueca, no podía leerle la mente.
Ahora estaba seguro de que Alice no era una vampira que pudiera suponer un riesgo para todos estos humanos. Pero de el resto de su familia aun no estaba seguro. No los habia espiado. Y Bella no me causaba nada de tranquilidad. ¿Y si era una arpía?, tampoco ayudaba mucho que saliera con James, según Alice así es.

Hablamos hasta que terminó la hora del almuerzo, y puse sumo cuidado en prestara atención a las reacciones de ambas. Luego decidimos faltar a clases e ir a la casa de las vampiras, para cerciorarnos de que el resto de su familia fuera de fiar.

Condujimos hasta la casa. Era hermosísima, tenia unas líneas y cortes muy modernos. Como casa de revista chula. Esme se volvería loca cuando la viera.
Al entrar repare que en el salón que se encontraba a la derecha había un gran piano de cola, blanco, que para realzar su autentico esplendor, lo acompañaban unos ventanales que dejaban entrar toda la luz y el verde de los árboles.

— Pasen siéntanse como en su casa. —nos ofreció Bella.
— Gracias. —conteste mirándola a los ojos. Como me intrigaba saber que pensaba. Y ella no colaboraba mucho, desviando la mirada, y ocultando sus expresiones.
— ¿Hola Carlisle? —la otra melliza hablaba por celular. Se fue yendo, hasta que su voz solo fue un murmullo. Me acerqué al centro de la sala.
— Emmett, ¿quieres oír el piano? —preguntó a mi hermano, con el que increíblemente se llevaban muy bien.
— Oh... no soy muy amante de la música... pero ¿tu sabes tocar?
— Si... pero si no quieres...
— No, por favor, me encantaría— y a ti también Edward, se que la miras mucho, pero... disimula hombre...
Ya estaba este gil hablando sandeces. Como siempre.
— No tienes idea Emmett. —conteste con un dejo de sobrades.
— ¿idea de qué? —preguntó Bella muy curiosa.
— Oh... ¿no te lo dije? —dijo Emmett, dirigiéndome una mirada elocuente, sonrió y continuo. —a Edward le encanta la música... y esta planeando estudiar ahora mismo esa carrera.
— Mmm... —ella me miró perspicaz.
— ¡De fábula Bella! —dijo Alice, que se acercaba a nosotros con Jasper de tras—Es una coincidencia porque ahora que tu estabas pensando en dar clases a todo aquel que quisiera aprender piano... —la interrumpí, no estaba seguro de querer pasármela con Bella mucho tiempo.
— No voy a molestarla no...
— Jamás sería una molestia para ella. —contesto arrebatada Alice.
— Bueno... veo que tengo a mi secretaria personal que habla por mi. — dijo Bella. Emmett empezó a reír, y la verdad es que era graciosa, fue una broma tan natural, como lo dijo que... me terminé contagiando, así como todos, y ella bajo la cabeza como si pudiera sonrojarse.

Contado por Bella:

Era todo muy extraño. Todos reían por mi causa, y me miraban como si esperaran que hiciera algo más. Edward había remplazado las miradas de odio por unas de inquisidor.

— Bueno Bella, mientras que esperamos a Carlisle y a Rosalie, por que no tocas un rato para nosotros. — propuso Alice. Pero que sería de Mariana, no podían , no debían traerla acá, a un lugar tan concurrido, de amigos y de los raros. Ella pareció notar mi preocupación. — Mariana ya está de camino a casa. Carlisle la esta llevando.
— De acuerdo. —fui a sentarme en la banqueta de mullido almohadón. — ¿con que empezar? —pregunte más para mi misma más que para los demás.
— Bella... — pidió suavemente Alice, como recordando algo.
— ¿Si?
— Podrías... tu sabes que añoro mucho la canción... que mamá nos compuso... y —se le debilitaron la piernas. Ella tanto como yo, deseábamos llorar, pero no podíamos. —y... solo quisiera oírla.
— Si Alice. Ven acá hermanita. —la abracé, y se sentó junto a mi en la gran banca. Emmett y sus hermanos nos miraban, y sufrían nuestro dolor, tan ajeno a ellos.

Comencé. Y ya no pude detenerme, ni oír nada más. Mis ojos no miraban las teclas, que sonaban tan dulces como la voz de mamá que sonaba ahora en mi cabeza, al compás de mis manos. Rozaba el piano, con tanta nostalgia, que no noté cuando unas manos tomaron mis hombros, en las últimas notas.

[anexo: este último párrafo lo he escrito mientras escuchaba la canción, tan conocida, Rivers flows in you, de yiruma, una versión remix, esta muy linda, dejo la pagina: http://www.youtube.com/watch?v=VvVdF2UEHyU&playnext_from=PL&feature=PlayList&p=B39548CFB8CD9427&index=9&playnext=2&playnext_from=PL]

Era Rosalie, que me tomaba, con el rostro desconfigurado por la pena. Alice me abrazó de nuevo, y ahora también Rose se unió.

Los muchachos, y Carlisle nos observaban. Estaban tan conmovidos, por la imagen.. o quizás por la canción, que era tan bella, y digna de lagrimas que ninguno, de todos lo que estábamos allí, podíamos expresar.

La tarde fue aun mas tranquila. Edward llamó a Esme, y pudimos conocerla. Era una mujer maravillosa. Resulto ser que estaban de acuerdo con nosotros en que la relación sencilla que llevábamos sin violencia como solía ocurrir con otros vampiros, se debía a que no bebíamos sangre humana.

Pero justo en ese momento, solo hubo una cosa que pudo arruinar la perfecta velada que estábamos llevando. Y era justamente, la persona que tanto me costaba confiar. La persona que nuestros cuatro invitados, aborrecían. James.

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