sábado, 4 de abril de 2009

"El tiempo no es un Problema" 10ª parte



— Bella ¿Sabes que es ese olor tan empalagador? —me pregunto con el semblante serio. Y luego murmuró algo ininteligible.
— No, pero no me agrada. Viene del bosque. —miré hacia donde me guiaba el olfato. Y vi una columna de humo—¿Qué esta ocurriendo...?
— Si, ya lo suponía. —me tiró de la mano. En dirección a mi casa. Saco su móvil y marco con prisa un numero. — hola Em, vallan ya mismo a casa de Carlisle, los esperaremos allí. Acabo de detectar una columna con la esencia de... bueno, solo mira al norte. —cortó y le miré, mientras corríamos tomados de la mano, su tacto aun me escalofriaba.
— Edward, ¿qué era eso? No parecía el aroma de algo común que se quemara...
— Eso es porque no era algo común. Sabes como se mata a un vampiro Bella ¿no?
— Si... Oh... ¿eso es olor a vampiro quemado?
— Si, claro que cada vampiro tiene su fragancia, pero son característicos por el dulzor, y la saturación.
— Que horror. —el miedo me invadió y aceleré, el me siguió el paso. Y si era Carlisle o Rosalie, o... No la pequeña Alice. Edward pareció estar pensando lo mismo, porque sus ojos daban una clara imagen de miedo. Llegamos a casa, y pude escuchar a tres personas dentro, me relaje automáticamente.
— Carlisle, chicas, vengan por favor. —llame en tono común cuando entramos.
— ¡Oh Bella! ¡No te has ido! —dijo Alice. Abrazándome.
— ¡Bella! —gritaron Carlisle y mi hermana mayor a la vez, y me abrazaron también.

Les pedí que esperáramos a Emmett, Esme y Jasper. Mientras les contamos que habíamos divisado la columna de humo, y la fragancia. Mis hermanas no la conocían pero si mi padre.

— ¿Pero que hacíais en La Push? —pregunto Rose. Y yo no sabía que decir, “Oh...Solo estábamos besando, a punto de llegar a mayores instancias”. No, no podía decir eso.
— Pues Edward me estaba convenciendo, para que no fuera tras James.
— Y lo logré. —arremetió con orgullo Edward, quien me miró con anhelo. Estaba segura que como yo, el estaba recordando, cada segundo de esta noche. Eso era peligroso, porque ambos comenzamos a sumergirnos en nuestras magnéticas miradas.

Y la verdad es que ahora notaba la diferencia, entre la mirada de James, y la de Edward, la de este ultimo no me daba miedo, ni desconfianza.

Por suerte llegaron los hermanos de Edward, sino hubiera sido imposible detenernos, antes de que comenzáramos a besarnos frente a la familia.

— Bien, ¿lo han detectado? —Preguntó Rose a los recién llegados.
— Si. Es el efluvio de uno muerto, sin duda. —contestó secamente Jasper.
— ¿Pues que hacemos? —preguntó Esme. Todos miramos a Alice. Ella miro al vació, pero regresaba al segundo, su mirada se volvió de esfuerzo. Y luego de irritación.
— ¡No! ¡No puedo ver nada! ¡me he quedado ciega!


Jueves a la mañana:

Estaba amaneciendo, y los simples rayos del sol, no llegaban ni a calentar mi acalorada piel. Después de 74 años, uno llega a acostumbrarse.

La reciente sorpresa de haber aniquilado a tres vampiros en una noche, me tenía a mi y a mi manada exaltados, y agotados también, pero no podíamos descansar, habíamos salvado a esa chica esta noche, pero la guardia no podía aflojar, ser el macho alfa, llevaba sus responsabilidades. Y ahora yo cubría el turno, junto con Seth.

La mente de Seth vagaba en el delicado rostro de la chica que habíamos salvado hoy. Justo a tiempo. Pero el no podía dejar de pensar en ella como la fuente de su energía. Empezaba a imaginar que ellos se habían imprimado.

¿Eso crees Jake?

Me preguntó mi hermano de manada, correspondiendo a mis hipótesis en cuanto lo pensé.
Si, eso es lo que creo. Solo hay una forma de comprobarlo. Habla con Sam, el te sabrá explicar mejor. Ve y habla con él ahora. Yo seguiré hasta las diez de la mañana, luego haré turno con Embry y Quil.

De acuerdo. A dios Jake.

Y luego sentí como sus pensamientos se desvanecían, y oí su cuerpo cambiar, y luego solo dos patas saltan, y corriendo hacia el pueblo.

Mi familia, Sam, Quil, Seth y Embry. Sue la mamá de Seth, que era el más joven de los licántropos que se habían incorporado. Y su hermana, Leha. Que no faltaba mucho para que se incorporara también. La presencia de vampiros hacía que los genes lobo despertaran. Y no hacía mas que unas semanas que se había convertido, y ya se había imprimado.
Pensé que eso no era justo. Yo esperaba a alguien que fuera tan importante para mi como alguna vez lo fue esa persona en la que solo me permitía pensar cuando yo y mis pensamientos estábamos solos. Edward. no me engañaba, claro que le extrañaba. Pero me había cansado de buscarle. Después del llamado, no le volví a oír, o a ver. Y si bien recorrí el mundo buscándolo, no lo encontré. Él ya debía de tener sus buenos 91 años, claro, si es que seguía vivo.

Ese pensamiento, pe provoco un dolor en el pecho, y un retorcijón. No pude evitar las lagrimas lobunas.

Y no es que me ayudaran mis sueños. El revolverme en mi cama buscando al pequeño Eddy de cinco años, quien escapaba de mi diciendo que me odiaba, que yo era un peligro, era lo que más me atormentaba últimamente. Mi padre Billy, si bien ya había muerto, me decía que no había ni una sola noche en la que yo no gritara el nombre de mi mas preciado y perdido hermano. Y al parecer eso no había cambiado.

El sol avanzaba, conforme pasaban las horas, y mis lagrimas rodaban por mi pelaje. Todo lo que recordaba de antes de convertirme en lobo, siempre lo había atesorado, y lo sacaba en momentos como este, en el que la necesidad de su amistad se hacía mas fuerte que nunca.

Entonces sucedió lo que tanto esperábamos. Una nueva y femenina voz apareció en mi mente. Y el proceso comenzó.

Aullé, para dar la advertencia, y llamando a entrar en fase a todos los individuos de mi manada. A medida que iban entrando, nuestros pensamientos se iban sincronizando. Todos dirigiéndonos hacia la casa de los hermanos, Seth y Leha, la nueva y más única de los licántropos.

Tranquila Leha, ya vamos para allá.

¿Qué? ¿¡Cielos que mierda es esto!?

Leha soy Seth, cálmate, no te muevas o vas a destrozar toda tu habitación.

¡NO! ¡NO, UN ANIMAL! ¡¿QUÉ CARAJO LE PASA A MI CUERPO?! ¡MAMA!

¡No Leha , no le hagas daño a tu madre!


Sonó mi voz. La orden Alfa se había implementado, y ella se rindió ante ella de inmediato. Ella estaba desesperada, no entendía, y el pánico la estaba ahogando. Llegamos todos, gusto a tiempo.


Viernes a la mañana:

Leha dormía en mi habitación. Y Seth comía de mi refrigerador, como un troglodita. Las cosas con ella se habían alineado, y lo tomo bastante bien.


— ...bueno, entonces ¡ella lo acepto! —me hablaba Seth, pero yo no le prestaba atención. — ¿me estas escuchando Jacob?
— No, lo siento ¿que decías?
— ¡Que Mariana acepto que fuera una bestia de mi calibre! Y además, me beso, ya me declare, y somos oficialmente novios imprimados.
— ¡Grandioso Seth! Me alegra mucho... —Escuché las llantas de una auto. Y la respiración, y corazón, alborotado de alguien. Me llegó su aroma. —Bueno y al parecer, Mariana encontró mi casa sin problema. —Seth se sonrojo, pero le brillaron los ojos. —¿a dónde van? —pregunté antes de que se largara completamente.
— Me presentará a los padres. —gritó con Mariana ya en los brazos.

Contado por Edward:

— Ya he sacado los pasajes Carlisle, partimos para Europa en dos hora, solo debemos llegar a tiempo al aeropuerto de Seattle.
— Gracias Edward. me alegra que estén acá para ayudarnos con las chicas. —Dijo realmente aliviado mi nuevo amigo.

Habíamos tomado la decisión de salir de las cercanías de La Push, para proteger a Bella, Alice y Rose. Ellas no estaban de acuerdo al igual que Emmett, quienes odiaban la mudanza. Pero el riesgo de una manada de Licántropos, o lo que fuere, no era muy apetecible, además éramos personas netamente pacificas, y una batalla contra ellos no era justamente nuestro estilo, si el de Emmett, quien con gusto se haría un mano a mano con un lobito... pero nó, la mayoría era pacifista.

Bella y yo, era un tema muy aparte, luego de haber tenido ese momento tan intimo en la playa, no habíamos vuelto a tocarnos, ambos con miedo a ridiculizarnos rindiéndonos el uno al otro frente a la familia. La energía que circulaba a través de nosotros cuando nos mirábamos a los ojos, o cuando nos acercábamos demasiado, era realmente deleitante, pero el miedo a una nueva desilusión nos mantenía aparte de lo que parecía ser el camino a la felicidad.

No habíamos hablado sobre lo ocurrido, y estaba casi seguro de que nadie sospechaba de que eso había sucedido. Pero eso no quitaba que se dieran cuenta de la constante corriente eléctrica que emanábamos cuando nos acercábamos, o también solía oír comentarios de Carlisle, como “Bella realmente lo mira con anhelo, como si le hubieran quitado su mitad” o de mi hermano desaforado Emmett, tales como “Edward la desea, indudablemente, sus ojos taladran con fuerza su cuerpo, pidiendo a gritos mas de su esencia”. No se por que me extrañaba, tratándose de él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario