sábado, 4 de abril de 2009

"El tiempo no es un Problema" 9ª parte


Por la noche, cuando Esme había vuelto con Emmett y Jasper, yo no había decidido aun.

— Edward... —llamó Esme a la puerta.
— Si, pasa.
— Quería contarte... que Bella se ha ido, y que mandó a decirte “Gracias por nada”.
— Oh... que ruda. —y esboce una sonrisa.
— Si... pobrecilla, entiéndela...
— Yo más que nadie la entiende Esme. —dije irritado.
— Si, lo supuse, lo siento. —ella no tenía ni pizca de culpa.
— No Esme, perdóname, no debí hablarte mal. Tu... ni siquiera lo podrías comprender. Perdón— y la abrasé.
— Esta bien.

Y se fue.

Me aburría, por ello decidí ir a cazar... mantener la mente en otra cosa que no fueran esos bellos ojos acusatorios...

Me dejé llevar por el instinto, y cuando hube encontrado lo que buscaba... ella también lo hizo. Bella. Quien estaba yendo por la misma presa que yo. En cuanto nos vimos, nos envaramos. Y nos miramos por un largo rato.
Sus ojos. Me miraba expresándome con todo el cuerpo algo. Como si me lo comunicara, pero yo no podía descifrarlo.

Pesé la posibilidad de volver a huir pero, pero solo basto que ella me tomara el brazo en un veloz movimiento para que yo no huyera.

— Edward—me dijo alarmada—no te vallas de nuevo—pidió.

Pero eso fue todo lo que necesitó, pues ese pequeño brote de protección que había nacido por ella antes, se afloró, creció... un poco más.

— Bella, perdóname por no decirte donde fue James, pero no quiero verte implicada en nada peligroso. Mucho menos si vas sola.
— Tu también me dices eso... —se quejo—Carlisle, es como mi padre, y no me quiso dejar venir, pero al final ha tomado la decisión, de no atarme de manos. Ve el dolor en mis ojos, un dolor que nadie podría comprender ni siquiera un humano de milenios.
— Yo no estaría tan segura...
— No Edward... —ella nunca me creería.
— Bella, tu no conoces mi historia completa.

Se quedo mirándome, con la inquisidores marcada.

— ¡Contesta Edward! —me sorprendió su melodioso guitito.
— ¿Qué? Si no has dicho nada.
— Oh pero yo te he visto contestarle a tus hermanos y a Esme cosas que piensan. —claro, ella no sabía que era la única persona que no puedo escuchar. Nadie lo sabía.
— Bien, pues... el asunto es que... no puedo oír tus pensamientos Bella.
— ¡¿Qué?! ¡¿De verdad ni un poquito?!
— Enserio. Jamás me había ocurrido, o sea, a todo el mundo le escucho, pero tu, tu, es como si no pensaras, o tu mente estuviera blindada.
— Pero... ¿vengo fallada de fabrica?
— No— empecé a reír, ella se sentía mal por esa tontera. —no, bella, supongo, que ese es tu poder, fastidiarme al no dejarme oírte.
— Pero, ¿por qué no lo dijiste?
— Creo, que no me animaba, fue frustrante desde el principio. Estoy muy acostumbrado a meter me en las mentes, y conocer así sus intenciones.
— Oh... eso no está bien. —me regaño, con el cejo fruncido, pero luego sonrió con su radiante, y mortal, sonrisa—pero la verdad es que me alegra que no me escuches, me incomodaba bastante, no se... ¡Que bueno! — y comenzó a reír, con esas campanillas, que su tónica voz representaba. Su voz su risa, su todo me hipnotizaba.
— Me alegra que a ti te guste, porque a mi no. —y sonreí torcidamente. Luego recordé que ella quería saber algo de mi—bueno y ¿qué es lo que me estabas piensa-preguntando?
— Mmm... Oh si, bueno, yo quería que me contaras toda tu historia, pero solo si no te molesta sino, bueno lo entenderé...

Hice una pausa, y comencé a caminar, ella soltó mi brazo, de inmediato, me miraba como si hubiera cometido un gran horror. Sus ojos representaban horror, miedo, por que ella pensaba que me había ofendido.
Le tendí mi mano, para invitarla a relajarse, y a caminar. No quería permanecer paralizado.
Cuando tomo mi mano, luego de sorprenderse, de mi gesto, sentí un corriente de electricidad, pero no de las dolorosas, sino más bien de las cálidas, de esas que uno anhela cuando se acaban. Yo no sabía si ella lo sentía, pero se quedo mirando mi mano, que sostenía la suya, con sus enormes ojos topacio, brillante.

Contado por Bella:

Parecía que su contacto electrizaba mis sentidos, como bien sabía no tenia experiencias con chicos, y menos con chicos Vampiro. Pero eso no me importó, porque hasta el mas ignorante, e inocente se daría cuenta que su mano y sus ojos, me sostenían como si flotara, una experiencia totalmente nueva. Cuando su mirada, tan profunda y sabia, me observaban, me lamían flamas susurrante, con aroma a sol, a luna, a frescor, y a calidez.

Era obvio que el también sentía algo extraño. Por ello le infundí coraje, entrelazando mis dedos con los suyos, encajando como un perfecto rompecabezas tridimensional. Le hice notar mi comodidad, acercándome un poco más. Nos miramos por un rato largo, solo tomados de la mano. Era como un momento intimo.

Luego dio un paso, y le seguí. Caminamos por un sendero, lentamente, hasta para un humano. Sabía que íbamos hacia la playa porque el aroma a sal y agua se hacía cada vez más profundo. Y durante unos cinco minutos más solo se oyeron nuestros pasos, el viento, y nuestra respiración acompasada, y sincronizada como una sola. Solo nos veíamos el uno al otro.
Entonces él habló.

— Bien, pues, yo cuando era niño, perdí a mis padres en un accidente de autos. Y llegué a un orfanato en La Push.
— Eso es acá.
— Si, estamos a solo tres kilómetros. —Le aseguré. —Bueno, tu sabes lo que es perder a tus padres. Cerca del orfanato, había un niño, Jacob, que vivía con su padre, Billy. El también había perdido a su madre. Nos hicimos grandes amigos, siempre venia a verme, y a veces las autoridades me dejaban salir con ellos.
“Jacob y yo nos llevábamos genial, era como mi hermano. Siempre soñamos con que Billy me adoptara, pero el juez de menores no se lo permitía, porque no había una madre en esa familia, y eran muy estrictos. Pero eso no evito que Jake y yo nos viéramos cada día de nuestras vidas.”
“A los siete años una familia de mucho dinero me adoptaron, lo cual me entristeció, porque si bien siempre desee que me adoptaran, ellos Vivian en Florida, y Jacob no sería tan accesible. Pero de una u otra forma nos seguimos viendo. Cada tanto viajábamos, o ellos venían a verme.”
“Pero como es común en mi, con toda mi mala racha, perdí a mis padres adoptivos. Tenía doce años, y terminé en el hospital. Pero cuando desperté de mi sueño profundo y lleno de pesadillas, la manos y el rostro de mi queridísimo Jacob estaba allí. Mi hermano del alma nunca me abandonaba. Y me dio la primera buena noticia de mi patética vida. Me dijo que el juez al fin habia permitido mi tutoría a Billy.”
“Viví con ellos a partir de allí. Pero un día de lo más loco, todo estallo, y aun no se por que. Billy nos prohibió vivir a Jake y a mi, en nuestro departamento en Forks. Jacob se enfadó muchísimo. Y la discusión fue de lo mas estrambótica. Pero luego llegaron nuestros amigos, y agarraron a Jacob, como si este fuera una bestia indomable, y me sacaron de la casa.”
“Luego Jacob me llamó al teléfono, y me dijo que no quería verme más, que me odiaba, que era un peligro. Yo me deprimí, pero no bajé los brazos, llamaba a casa de Billy, y los iba a buscar a ellos en el auto, pero nunca me respondían. Hasta que un día me mintieron en mi propia cara, diciéndome que Jacob se había marchado hace mucho a hacer cosas importantes, pero yo había visto a Jacob unos segundos antes, ocultarse de mi. Eso desato mucho dolor en mi, y me marche de mi casa, o sea la casa de Billy, en la que alguna vez yo viví. Me fui embróncado, y llorando, lo que provoco que yo provocara un accidente de autos. Siempre pensé que moriría así. Pero eso no ocurrió. Luego de la tortura interminable de mi conversión, me encontré con tres personas que resultaron ser maravillosas. Descubrí mi poder, y me contaron todas las leyes que implicaba ser vampiro. Y sus riesgos.”
“Por eso decidí llamar a mi hermano del alma, y decirle que era yo quien no quería verlo ahora. Y bueno, eso me dolió mucho mas que la ponzoña en mi sangre. Mucho pero mentirle.”

Yo estaba simplemente anonadada. Mi expresión debe haber sido inescrutable, pero por sobretodo, me sentí en compañía de alguien que había sufrido tanto y más que yo.

— Nunca más vi a Jacob, y jamás volví a ver a nadie de mi familia humana favorita. —hizo una pausa y me observo.
— Lo... lo siento mucho Edward.
— Mmm... si, pero era realmente feliz con ellos ¿sabes?
— Eso supongo.
— Por ello quería pedirte un favor. —estábamos al borde del mar, en La Push, habíamos caminado muchísimo.
— Te escucho.
— Bueno, por el bien de tus hermanas, y de Carlisle, no vallas tras James. El no vale tu sacrificio. Es simplemente que tu perdida le traería dolor a mas personas de las que tu crees. —¿Qué? ¿Acaso el decía que le dolería perderme? No estaba segura, mi inexperiencia era predominante.
— No te prometo nada—dije mirando a la arena que estaba debajo de mi, evitando sus ojos.

Comenzó a acariciar suave y lentamente, desde mis manos, hasta mis hombros. Subí la mirada, y sus ojos representaban el puro dolor de una perdida posible. Me miraba desesperado por mi persona. Entonces siguió trazando la línea que guiaba de mis hombros hasta mis labios, provocándome escalofríos, y la misma sensación de su típico tacto. Acaricio mis labios y retiro sus manos, a mi nuca, bajando su mano izquierda asta mi baja espalda, deslizándose mas cerca de mi.
Apretándome contra su cuerpo. Nuestros alientos se mezclaban a causa de la cercanía de nuestros rostros. El aroma era delicioso, la perfecta combinación.
Solo podía mirarlo, su belleza se realzaba con la luz de la luna.

Podría haberme quedado disfrutando de ese momento toda la eternidad, pues el tiempo no es un problema cuando eres un vampiro.

— Por favor... —suplico susurrando—por favor, no vallas tras él. —como negarme unos ojos así, a una voz tan angelical, a un contacto tan acogedor, y a una persona con tanto dolor expresado en cada centímetro de su piel.
— Oh... Edward... —volví a bajar la mirada, olvidando el verdadero motivo por el cual me negaba a dejar pasar así a James.
— Por favor Bella... —suplico otra vez, besando mi frente con ternura. La descarga eléctrica volvió a generarse. Dejándome totalmente encantada.

Sus labios se encontraban en mi frente aun, cuando mi respiración se comenzó a acelerar de a poco. Le abrace por la cintura con más fuerza, haciendo que nuestros cuerpos encajaran aun más. Sus bezos bajaron lentamente por mi rostro, y su mano derecha en mi nuca entrelazo mis cabellos, de una forma muy pasional. Llegó a mi mentón, y tanto mis labios como los suyos, comenzaron a buscarse los uno a los otros. Convirtiendo esa búsqueda en el beso mas sutil nunca antes visto.

Ahora si podía decir que nuestros cuerpos encajaban a la perfección. Éramos uno solo, dos respiraciones sonando como una, dos corazones congelados, que poco a poco iban derritiéndose, dos alientos, que formaban uno solo cálido y exquisito.

Sentí que el viento que revolvía mi cabello, por un instante dejo de soplar, una invasión de silencio. No se cuanto duró, si un segundo o una eternidad, solo se que de repente el silencio sepulcral y el tiempo estático empezaron a aparecer con el compás acelerado de mi respiración, nuestra respiración. Sus manos me apretaban con fuerza, y la velocidad del beso dejo se ser tan lenta, la pasión nos corría por las venas, y me zumbaban los sentidos.

Su lengua acaricio mis labios, y luego se encontró con la mía, haciendo que fuera imposible pensar en otra cosa que no fuera la lujuria que demandaban nuestros cuerpos.

Mis manos entrelazaron su cabello, y el me alzó en vilo, para tener mi rostro a su altura, rodeé mis piernas en sus caderas, y el besó mi garganta con fogosidad.

Pero una brisa acaricio mi rostro, en ese momento, trayéndome un aroma nuevo y desagradablemente dulce. Edward se detuvo, y me miró a los ojos. Busqué sus labios una vez más, me devolvió el beso, con cuidado, pero me bajó lentamente, y me soltó. Solo me tomaba de la mano.

¿Acaso se había dado cuenta de que estábamos fuera de control? ¿Ya no quería besarme? No me extrañaba, yo no era nada especial en comparación con su descomunal todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario