sábado, 4 de abril de 2009

"El tiempo no es un Problema" 5ª parte



El viaje no duró mucho. Rose iba realmente rápido. Íbamos las tres cantando My happy endding de Avril Lavigne. El viento nos acariciaba el cabello.

Al llegar nos dirigimos a un centro comercial increíble. Lo recorrimos de A a la Z. Y encontré todas y cada una de las cosas que quería. No me costaba volcar a la realidad la imagen de cada cuarto en mi cabeza. Luego decidí darme el gusto de comprar un piano. Pero era por encargue. Tenía que mandarlo a hacer, pues iba a ser de cola. Blanco. Inimaginable. Yo tocaba el piano desde los cuatro años, pero desde el accidente de autos, y todo el tema de vampiros, me habían hecho olvidar la pasión que sentía por el y la música. Cuando les conté a mis hermanas se alegraron. Me dijeron que extrañaban mis notas melodiosas.
Pasamos por las tiendas de telas. Y Alice quedo tan maravillada. Compró a más no poder.
Al salir del centro comercial pasamos por un Mecanic-shop. Rosalie se dedico a lo suyo entonces.

Llegamos a casa con cinco camiones de mudanza, repletos. Los muchachos bajaron todo, pero iban muy lento. Les pague lo que les correspondía y dejé una propina por su buena voluntad.

— Muy bien. Acomodare todo durante la noche. Ahora será mejor que valla a cazar de nuevo. — les informé a mi familia. No quería cometer errores al día siguiente en el instituto.
— Me parece perfecto. Voy con tigo —dijo Rosalie.
Partimos al instante luego de despedirnos. Captamos ambas el olor de un alce que no estaba muy lejos. Se me hizo agua la boca.
Ya habíamos acabado. Estábamos satisfechas. Nos despanzurramos en el césped. Cuando escuchamos a alguien reír. Nos envaramos en posición de defensa. Era un vampiro.

— Nunca vi a una dama ingerir tanta sangre— nos dijo con su suave voz. —mucho menos a dos damas. —se echo a reír.
— ¿Quién eres? ¿Y qué quieres? —pregunte bruscamente.
— Bueno pues soy James—contestó el vampiro rubio, esbozando una sonrisa encantadora. — y quiero saber que hacíais con ese pobre animal.
— Pues nos alimentábamos. —dijo Rose desafiante.
— Ahh... supongo que hay escasez de humanos. —luego trono su carcajada. El no dejaba de verme.
— No tenemos una dieta común a la de los demás vampiros. —dijo Crlisle, quien acababa de aparecer tras nosotras junto con Alice. Ella debió habernos visto con este extraño y como es tan paranoica...
— ¡Oh! ¿me encantaría saber de que se trata? —dijo muy curioso.
— Pues acompáñanos a nuestro hogar... y podremos charlarlo tranquilos.
— ¿No son nómadas?
— No —dije.
— Interesante.

Al llegar a casa con el supuesto James entramos a la casa desordenada. Pues no había ubicado nada aun.

— Lamento el desastre —se disculpó Carlisle. —Acabamos de llegar ayer por la tarde.
— Oh... no hay drama.
— Ahora me pongo a ordenar Carlisle. —le dije, para hacer algo. Pues el rubiecito me ponía nerviosa. Primero organicé el living, para que ellos pudieran situarse allí cómodamente. — bien ya pueden pasar a la sala. —dije luego de tres minutos.
— Wow! Esta fantástico Bella— dijeron Rose y Alice al unísono.
— Gracias. —si hubiera podido me habría sonrojado.
— La verdad es que tienes un gran gusto Bella. — me dijo Crlisle.
— Si. —dijo suavemente el Vampiro, mirándome penetrantemente. Eso me incomodaba, pues sus rojos ojos eran muy potentes. Pero le sostuve la mirada.
— Bueno, ¿gustas pasar? —dijo cortésmente Carlisle.
— Si. Claro. —y se marcharon.
— ¿Vamos? Sigue Bella— me dijo mi hermanita mayor.
— Mmm... vale, vale. —contesté empezando a mover todo.

Era como estar jugando a Los Smis, nada más que mas real, y divertido. Mis hermanas me observaban, mientras escuchábamos la charla de Crlisle con James. Éste ultimo le contaba ahora que tenía cincuenta y siete años de ser vampiro. Que su edad se había congelado en los veintiuno. También le comentaba que ya había conocido una familia anteriormente que se manejaba de la misma manera que nosotros. Ellos eran los “Hale”. Eran cuatro supuestos hermanos que también eran como nosotros vegetarianos y sedentarios hasta lo permisible.
Eso me tomo por sorpresa, nos miramos con mis hermanas. Era extraño. No éramos los únicos vampiros con uso de razón. Sería genial conocerlos.
Carlisle le preguntó a James cuanto tiempo estaría por Forks. Y este contesto que “el suficiente para lograr lo que deseo.” Eso me dio mala espina. ¿Qué buscaría este ser de ojos rojos? Pero como de costumbre Carlisle le ofició al nuevo quedarse con nosotras. Pero el lo rechazo amablemente con la excusa de no ser una molestia. Me alivió saberlo.

Cuando terminé con toda la casa ya había amanecido. Y tendría que enfrentar una gran reto en el colegio. Ya estábamos listas para irnos, y fuimos a despedirnos de Crlisle y James. Que aún seguían contándose anécdotas.

— Bueno yo también debo irme, no te detengo más Carlisle, ha sido un placer hablar con tigo.
— Para mi también. Espero tu visita nuevamente.
— No lo dudes, me pasaré por aquí más seguido de lo que te esperas— le contestó, volviendo sus ojos a mí ¿Qué tenía este con migo?
— Bien a dios chicas, James. Que tengáis un bello día. — se despidió nuestro “Padre”.
— Chau.


Llegue al instituto muy nerviosa. Y mis hermanas me abrazaron para darme su apoyo.

— No harás nada tonto ni malo Bella. —dijo Alice— puedo verlo. Hoy no pasara nada.
— Gracias chicas.

Salimos del auto. Ahora tenía un aire nuevo de esperanza. Y allí estaba ella, Mariana. Me vio y sonrió, yo realmente le caía bien. Nos acercamos, y la culpa me invadió. Pero mis hermanas estaban para atajarme, por si acaso. Por eso me dio más confianza.

— Hola Bella. —saludo. Su aliento me pinto el rostro.
— Hola Mariana.
— Hola, un gusto Mariana. —saludó Rose para aliviar la tensión.
— Hola, yo soy Alice.
— Un placer. — las cuatro quedamos en un silencio incomodo. — ¿pudieron resolver su problemita personal de ayer?
— Si, está en proceso. — contesté.
— Nada grave... tu sabes.
— Mmm supongo. Vale.

El día se pasó increíblemente lento. Pero no importó. Porque yo lo estaba haciendo de maravillas, en ningún momento sentí más que una simple tentación. Y pude relajarme y disfrutar de la compañía de mi nueva amiga Mariana.
A la salida nos dirigimos al aparcamiento.

— ¿Te gustaría que salgamos mañana por la tarde? —Me propuso.
— Si, ¿donde quieres ir?
— Bueno, no se, no conozco Forks.
— Yo tampoco.
— Van a ir al cine. —me dijo Alice en un susurro veloz.
— Bueno ¿te gustaría ir al cine? —propuse.
— Grandioso. Luego del instituto ¿verdad?
— Si... —pero mi frase se vio interrumpida por una imagen y un estruendo fuera de lo normal.
— ¡Por dios! —grito Rosalie.
— Bella ha venido a buscarte. —me dijo Alice. Era James. En una motocicleta fabulosa. Tenía una camiseta blanca musculosa. Que remarcaba sus músculos en el pecho. Y una campera de cuero negra. Parecía un autentico motoquero. Me impacienté, que ocurriría si Mariana veía sus rojos ojos, o cualquier otro alumno. Pareció leerme el pensamiento. Porque se puso unos lentes de sol, eran oscuros como el petróleo, ocultando su mirada.
— ¿Qué haces aquí James? — le pregunté cuando este se acerco. No quería que estuviera mucho rato cerca de Mariana. Ya era difícil para mi mantenerla a salvo.
— Pues te buscaba. No me costó encontrarte.
— Bueno... misión cumplida ahora ¡a dios!
— Mmm... creo que nó.
— ¿A si? — vi como miraba a Mariana, eso me molestó mucho, y me hizo tensar, Rosalie y Alice lo notaron, y también cambiaron su postura. Por lo contrario Mariana parecía estar encantada con James. Su cara era igual a la de un coleccionista de objetos raros, quien acaba de encontrar el mas raro del mundo de los objetos raros.
— No te hagas la difícil, ambos sabemos que hay atracción—dijo arrastrando las palabras. Volvió su vista a mi, y a trabes de los lente pude observar como pestañeaba inocentemente.
— Oh estas confundido sin dudas.
— James ¿puedes ir a casa esta tarde? —Alice estaba loca, definitivamente.
— Claro, allí te veo Bella, chicas... — se volvió y se fue en la moto.
— Bueno, Mariana, nos vemos mañana entonces.
— Cl-claro—tartamudeo con la mirada perdida en el punto en que James había desaparecido.
— Chau. —mis hermanas y yo entramos en el auto. Creía adivinar por que Alice había hecho eso. Pero tenía que sacarme la duda. —Alice ¿por qué lo invitaste?
— Bueno, primero que nada, para sacarlo de al lado de Mariana. Segundo, porque te estaba por invitar a salir, y si te negabas, iba a amenazarte con Mariana. —lo primero, lo sospechaba, pero lo segundo me parecía algo tan sucio.
— Alice, él va a chantajearme con Mariana en casa, y en cualquier lugar.
— Lo se, pero ahora pensaras tranquila, además... —sonrió maliciosamente. Eso no me gustaba... siempre lo hacia cuando... —en un futuro cercano, el te gustara, y lo sé te vi besándolo.
— ¡¿Qué yo qué?!
— Vamos Bella— suplico Rose. —se que te gusta algo, un poco, no paras de verlo. Te quedas embobada.
— Es porque... —no tenía excusas, era cierto algo me atraía de el. Quizás fuera porque era el único vampiro medianamente joven, varón que conocíamos.
— Que va!!
— De acuerdo, saldré con él y lo intentaré. —acepté. No era una mala idea, o eso creía. Era muy guapo la verdad.

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